Las nuevas generaciones necesitan un cambio de norma en sus primeras elecciones laborales
Por: Wendy Kopp, CEO y Cofundadora de Teach For All
En todo el mundo, los movimientos de jóvenes que exigen justicia e igualdad —desde demandas de mejor gobernanza hasta huelgas climáticas y protestas por justicia social— revelan su determinación de construir un mundo mejor. Somos testigos visibles del compromiso de la Generación Z con derribar la inequidad sistémica y darlo todo en el juego para trabajar por un futuro justo y sostenible.
Durante esta semana del Día Internacional de la Juventud, que celebra el potencial de los jóvenes como socios en la sociedad global de hoy, es imperativo considerar cómo apoyar y fomentar el compromiso de esta generación para darle forma a un mejor mundo. Como una emprendedora social que ha pasado más de tres décadas construyendo una red que desarrolla a jóvenes líderes para que enfrenten inequidades sistémicas en varios países, he llegado a creer firmemente que una de nuestras mayores prioridades sociales debería ser evolucionar las normas y realidades que impulsan las primeras decisiones laborales.
Los datos de la Encuesta Global de Deloitte 2024 sobre la Generación Z y los Millennials muestran que, entre los factores menos considerados al decidir trabajar para su empleador actual, se encuentran: que sus valores y propósito se alineen con los propios, el impacto positivo que tenga en la sociedad y las oportunidades que ofrezca para abordar problemas sociales.
Aunque esto puede parecer sorprendente dados los valores de esta generación y los desafíos visibles que amenazan al mundo, muchos jóvenes están tomando decisiones laborales reflexivas impulsadas por factores importantes como la estabilidad financiera, el equilibrio entre vida y trabajo, y el desarrollo profesional. También asumen, correctamente, que pueden generar un impacto positivo a través de las interacciones diarias, el activismo, el voluntariado y el trabajo pro bono. Este razonamiento refleja las normas sociales predominantes: vemos los empleos como vemos las casas. Están ahí para satisfacer nuestras necesidades, y es lo que hacemos dentro de ellos lo que tenemos bajo control.
El desafío, sin embargo, es que estas primeras decisiones laborales moldean quiénes son los jóvenes y qué harán en el futuro. Muchos asumen que eventualmente encontrarán su camino hacia carreras de impacto social después de ganar dinero y adquirir habilidades, pero la experiencia dentro de la red Teach For All muestra que las experiencias tempranas en la carrera profesional moldean prioridades y destinos finales, así como si los jóvenes adquieren la comprensión, creencias y mentalidades necesarias para marcar una diferencia significativa.
Las investigaciones sobre el impacto de hacer un compromiso durante dos años para enseñar en comunidades desfavorecidas a través de una organización de la red Teach For All muestran efectos significativos en la identificación de los participantes con comunidades marginadas, sus percepciones sobre las raíces de la inequidad, sus redes profesionales, sus prioridades de carrera y su compromiso cívico. El 75 % de las personas en todo el mundo que asumen este compromiso de dos años —provenientes de todas las carreras académicas e intereses profesionales— continúan trabajando a tiempo completo y a largo plazo en empleos relacionados con esta misión, como docentes, líderes escolares, formuladores de políticas, innovadores sociales y activistas.
La participación en protestas pacíficas es una gran parte de crear el discurso, la cultura y la presión necesarios para avanzar en los ámbitos social y político, pero también necesitamos que esos mismos jóvenes que abogan por el cambio trabajen en el terreno, haciendo el trabajo pesado para implementar el cambio requerido. Necesitamos que algunas de las personas más comprometidas y conscientes del mundo comprendan profundamente los problemas raíz, diseñen soluciones, las ejecuten y aprendan y mejoren continuamente esas soluciones a lo largo del tiempo. Cualquiera que trabaje en el sector social reconoce que el talento extraordinario es nuestra mayor necesidad.
Como padres, influenciadores y educadores, debemos hacer más para generar conciencia sobre los desafíos que enfrenta la sociedad y lo que se necesita para enfrentarlos, generar un sentido de agencia entre los jóvenes y brindarles exposición a carreras de impacto social que les permitan actuar, fomentando la intencionalidad sobre dónde ponen toda su energía.
Nuestras instituciones de educación superior, en particular, deben considerar su responsabilidad de promover esa intencionalidad. Muchas universidades tienen propósitos inspiradores sobre crear ciudadanos del mundo. Sin embargo, profesan neutralidad respecto a las primeras decisiones laborales de sus graduados, a pesar de la evidencia sobre su naturaleza formativa. Peor aún, exigen que los posibles empleadores “paguen por participar” en las oficinas de servicios de carrera.
Las universidades deberían dar un paso atrás para reflexionar sobre cómo maximizar la extensión de la contribución de sus graduados al enfrentar las mayores amenazas del mundo. Entre otras cosas, podrían reconsiderar los cursos obligatorios para sus graduados, crear rituales que fomenten la reflexión sobre sus valores e implicaciones en las decisiones laborales, detener los embudos de carreras corporativas que canalizan a los estudiantes de primer año hacia pasantías de verano con altas compensaciones antes de que tengan la oportunidad de pensar qué quieren hacer con sus vidas, y ofrecer a los estudiantes muchas más oportunidades para explorar trabajos alineados con sus valores.
En el sector social, tenemos una oportunidad única para inspirar y habilitar a la Generación Z a unirse a nuestras filas enfatizando que las carreras dedicadas a mejorar el mundo son personalmente y profesionalmente satisfactorias. Debemos defender la idea de que quienes eligen carreras de impacto deben ser bien compensados en comparación con aquellos que persiguen trabajos con un impacto social limitado. Además, debemos estructurar nuestras organizaciones para garantizar que las personas puedan alcanzar el bienestar personal y la sostenibilidad.
Generación Z, necesitamos que elijan trabajos que los encaminen a cambiar la trayectoria del mundo. ¿Se atreverán a enfrentar las inequidades sistémicas entrelazadas que persisten en todos los sectores? ¿Dedicarán su tiempo y energía a realizar las transiciones cruciales en los sistemas de energía, transporte y alimentos del mundo para garantizar la sostenibilidad del planeta? ¿Trabajarán para fomentar la paz en áreas de conflicto?
Su generación tiene el poder de impulsar un cambio transformador. Está cada vez más claro que nuestro futuro está en riesgo, así que sus decisiones sobre qué hacer con su recurso más valioso —su tiempo y energía— son más importantes que nunca.
Wendy Kopp es la CEO y Cofundadora de Teach For All, una red global de organizaciones nacionales en 62 países trabajando para desarrollar liderazgo colectivo y asegurarse de que todos los niños y niñas alcancen su máximo potencia. En 2021 ganó el premio WISE Prize for Education. @wendykopp.
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