Experiencia en el aula como herramienta fundamental para fortalecer el Sector Público
Trabajar en el Ministerio de Educación Nacional durante cerca de cuatro años ha sido un tiempo gratificante y retador, que sin duda alguna, ha marcado grandes puntos de inflexión en mi vida. Participé en el programa de liderazgo y pedagogía de Enseña por Colombia en el 2013 y 2014 como Eco en Urabá, y en ese momento, para mí, era inimaginable llegar a una posición de influencia en los procesos de construcción, implementación y seguimiento a políticas públicas educativas; liderar procesos, trabajar con comunidades educativas, movimientos cívicos, grupos étnicos, secretarías de Educación, gobernaciones y otras entidades del Gobierno Nacional.
Indudablemente mi experiencia en el aula de clases fue importante para construir un ideal de los cambios que debería tener nuestro sistema educativo, porque desde allí se concibe la realidad del sistema; ineficiente y poco coherente con las realidades del territorio colombiano. Gracias a este proceso, ahora entiendo la necesidad de acciones contextualizadas a la diversidad étnica y cultural de nuestro territorio, solo así llegarán a ser pertinentes con las realidades regionales de Colombia.
Estar vinculado al sector público se convirtió en un ejercicio de constantes aprendizajes y resiliencia pura. Recuerdo momentos que, aunque complejos, me han permitido aumentar la comprensión del funcionamiento del sistema y reconocer las oportunidades que tengo de impactar y contextualizar muchas de las acciones que se desprenden de la implementación de las Políticas Públicas Educativas.
Para resaltar algunos ejemplos, en el 2015 iniciar la implementación de la Jornada Única en Chocó fue todo un reto, porque la aceptación y en algunos casos las condiciones estructurales, solo daban cuenta de razones para no hacerlo; después las Mesas de Concertación con comunidades indígenas y las Mesas de Construcción de la Política Departamental Etnoeducativa para Chocó; finalmente las Mesas de Diálogo con el Comité Cívico de Chocó, que buscaban construir conjuntamente soluciones estructurales en el sector educativo del departamento. Grandes experiencias con infinitos aprendizajes.
En este proceso también debo resaltar retos que pueden sonar a cliché, pero que realmente inciden directamente en el impacto de las políticas públicas en el territorio y en la efectividad de estas. Durante estos años no ha sido fácil soportar la burocracia, la tramitología, la miopía, sordera selectiva, el desconocimiento del territorio y los recursos siempre limitados; pero cada día y cada reto afrontado reafirma aún más el deseo de adquirir experiencia para influir de manera directa en los procesos de transformación, que nos mueven como colectivo, como individuos y como ciudadanos.
Hoy hago un balance y valoro la oportunidad de trabajar en escenarios tan diversos y el privilegio de conocer de cerca la realidad del territorio nacional. Tenemos mucho trabajo por hacer si queremos mejorar las condiciones en la que aprenden nuestros niños, niñas y jóvenes en cada rincón del país, potenciar sus habilidades, construir desde el territorio, acercar a las comunidades la oportunidad de incidir en las decisiones que los afectan, en fin, las posibilidades son infinitas.
Por esto, mi sencilla invitación es a reafirmar el deseo de trabajar para ver la transformación que deseamos en el sistema, esto solo es posible cuando conocemos la realidad de nuestro territorio y nos involucramos directamente en los procesos de construcción de las políticas públicas.
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