CONCURSO STEM Moviendo saberes conectamos vidas
«Todos quieren una solución mágica para su problema, pero todos se rehúsan a creer en la magia» Alicia en el país de las maravillas.
Si existe una frase apropiada para contar lo que ha sido mi camino en la educación, es la anterior, porque yo creo en la magia. Uno de mis grandes aliados desde siempre ha sido el colegio, el refugio perfecto para crear y soñar. Mis profesores son los grandes magos que despertaron en mí el interés por la educación, me mostraron que podía lograrlo todo, siempre y cuando le pusiera empeño y amor.
El tiempo pasó tan rápido que cuando vi, contra todo pronóstico de aquellos que dudaron de mí, me convertí en docente de apoyo de un colegio distrital de Barranquilla y conocí, a través de tres mujeres maravillosas, Enseña por Colombia, la organización que me llevó a ser Eco (profesor) de un equipo que cree en la magia, en la posibilidad de trabajar por los niños, en la cooperación y que lucha constantemente para formar seres humanos compasivos, conscientes, creativos y comprometidos. Una familia con el corazón rojo que construye proyectos de vida desde la fe y la alegría, mi casa, el colegio Germán Vargas Cantillo de Fe y Alegría Colombia.
Con estos ingredientes empecé a construir, día a día, desde el aula, transmitiendo a mis estudiantes el amor por la naturaleza, por nuestra casa común. Quise despertar en ellos más allá de conciencia, responsabilidad de cuidar con acciones nuestro planeta. En medio de ese proceso otros docentes del colegio se motivaron y junto a ellos comenzamos a dar forma al semillero escolar; un grupo de 20 chicos en los que me veía reflejado, estudiantes con múltiples capacidades y con talentos particulares, que les permitieron encontrar, más allá de sus diferencias, un punto de convergencia para sacarla del estadio en pro del medio ambiente.
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Empezamos a liderar acciones pequeñas pero gratificantes; celebrar el día del agua, sembrar árboles y compartir mensajes ambientales con los demás estudiantes. Hasta que un día llega a nosotros una invitación que nos hizo pensar en que si queríamos impactar, debíamos romper las paredes y conocer a los otros integrantes de esta tribu que, como nosotros, sueña con un mundo mejor, les hablo del concurso STEM.
Nos inscribimos y participamos en el año 2017, quedando entre los mejores ocho proyectos del país. El paso por este proyecto fue la clorofila que necesitaban nuestros estudiantes, desde ese momento crecimos como equipo, con el apoyo incondicional de la rectora, los profesores y los demás estudiantes.
Cuando menos lo espere, los chicos le dieron nombre a nuestro semillero: GEMA «Grupo Educativo del Medio Ambiente», hoy creo que no puede existir un nombre mejor porque eso es cada uno de ellos, una gema, brillan con luz propia, todo lo que se proponen lo sacan adelante.
El concurso STEM fue la plataforma que les mostró que podían seguir participando en procesos ambientales. Cuando los ánimos y la magia no podía estar más arriba, llegó «Mi colegio limpio», una iniciativa de empresa privada en la ciudad de Barranquilla, de la cual fuimos los ganadores en el 2018, recibimos el título al colegio más limpio de la ciudad, ese que tratamos de mantener todos los días porque entendemos que no se hace por un reconocimiento sino por un deber con nuestra tierra.
También ganamos una dotación de computadores para nuestro semillero, contenedores de basuras para nuestro colegio y 400 pases con todos los gastos pagos para ir un día a cine. Recuerdo ese día como si fuera ayer, la cara de alegría de los estudiantes, para los que en algunos casos era su primera vez en cine. Cuando analizaba el rostro de mis GEMAS podía ver una mezcla de orgullo y felicidad que les hinchaba el pecho de emoción, sabían que gracias a su labor y constancia otros compañeros disfrutaban.
Hoy somos un equipo de dos maestros y 40 estudiantes haciendo ciencia, con el objetivo de generar conexión de vida. Somos referente entre los 80 colegios distritales de la ciudad y estamos a puertas de comenzar un nuevo viaje, cuyo destino es Roma. Las expectativas son muy altas, pero caminaremos como hasta ahora, creyendo en la magia de hacer lo que sentimos siempre con pasión y en pro de la naturaleza.
Despido estas palabras convencido de que todos los días tenemos la posibilidad de impactar positivamente la mente de otros seres humanos. Hoy soy un poco más de aquello que soñé ser gracias al poder de la educación.
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