Dos años de viaje
Por Jenny Grillo
Ser una líder escogida entre más de mil personas, me dio la posibilidad de creer en mí y en mis capacidades, y lo digo sin dudar, el recorrido de este sueño, sueño de muchos y a la vez de pocos, me dio la posibilidad de reinventar una nueva Jenny.
Llegar a Ateneo y enfrentarme a más 40 monstruos por salón, personas que juntas parecen la final entre dos equipos de la misma ciudad, pero solos los seres más necesitados, humanos y llenos de secretos que desean contar, y mi trabajo en Ateneo me ha logrado abrir más de un cofre que no quería ser abierto.
La posibilidad de sacar más de una alegría, juicio, consideración y la posibilidad de reinventar una nueva manera de enseñar todos los días, es lo que me llevo.
Caminar por los pasillos una y otra vez para hacer multicopias, estar detrás de la la coordinadora por una autorización, firmar libros inútiles, realizar planeaciones, boletines, instrumentos, formatos, subir notas, contestar correos, llamar a los padres, citar acudientes y atenderlos, hablar con estudiantes, hacer mediaciones, subir logros e indicadores, solucionar los problemas, hacer acompañamientos, etc., en 3 horas y 45 minutos a la semana, ¡ja! es evidente que el trabajo se desplaza a la casa, pero bueno, a lo que voy, es a la verdadera función docente, cumplir la formatitís es necesaria y más cuando hay procesos de calidad, pero a veces se olvida el objetivo con el cual un docente está en el colegio y creo que en Enseña inyectó ese ideal perdido.
Ateneo cuenta con un enfoque pedagógico, diría yo muy completo, porque indica el tipo de ciudadano que se quiere formar, el tipo de docente que se necesita, está claro qué se enseña y aprende, cómo, cuándo y dónde se enseña y se evalúa, pero cuando hablamos de seres humanos hablamos de estadísticas, cuántos estudiantes perdieron en 1 y 2 etc., no es coherente, pero es la única forma de evaluar el proceso, pero ojo! hay cosas que no se pueden cuantificar, como el diálogo, un saludo, una palabra de aliento, una sonrisa, que no hay que perder.
Eso es lo que tenemos los profesionales, ese plus adicional, esa humanidad que va acabando la institución como organismo de control y el desinterés e irrespeto de los estudiantes. Por ello, es importante no olvidar que antes de docentes, somos seres humanos que tenemos a cargo más de 200 seres humanos, con deseos de ser mejores, entender que el objetivo no es solo enseñar, no solo ser parte del otro, no solo ser el otro, sino hacer que lo que aprenden les sirva para la vida, ser el profesor que siempre quisiste tener.
De ateneo me llevo la experiencia, la disciplina, entrega, las leyes, los lineamientos, las teorías, modelos, instrumentos, conocimientos, vidas historias, un mundo que no es analizado hasta que lo vives de verdad.
Como profesional de enseña, me llevo muchas oportunidades, viajes, compañías, la oportunidad llegar a un mundo desconocido y aportar de mi esfuerzo y dedicación, temáticas, conocimientos y vivencias.
Enseñar a hacer algo que muchas veces no aprendiste, es difícil, pero con esfuerzos incalculables lo logré, gracias, porque ampliar ºla zona de confort es el objetivo de los retos, hacer que la zona de peligro se domine es aprender. Enseña estableó aún más en mí, el deseo de creer en un cambio de educación, un cambio del chip.
Lo anterior fue escrito en mis ratos de planeación, sentada en mi lugar de trabajo en Ateneo Juan Eudes. Octubre 2013.
Esto escribió Alejandra Montenegro en su autoevaluación de español en el año 2012.
“La poesía y la lírica representan la vida,
Los sentimientos y expresiones de aquella niña,
Esto lo aprendió
En la clase de español
Ese bello autor que renació
Y sus vivencias en un papel plasmó.
Gracias profe”.
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