Educar en tiempos de incertidumbre, ¿qué puedo hacer yo?
Por: Ana Medina, Directora de Programa en Enseña por Colombia
Han sido días que en retrospectiva veremos como históricos. Movilizaciones masivas, indignación generalizada por años de indiferencia y una violencia que ha diezmado vidas, familias, comunidades. Estos días, en medio del caos y la desesperanza, también se dilucida un deseo de transformación, de justicia y de construcción de un país donde todas y todos tengamos voz y podamos alcanzar nuestros sueños.
Es en medio de este ambiente, sumergidos en arengas, explosiones, gritos y cacerolas, que algunos de nosotros estamos en nuestras aulas, con nuestros estudiantes. Ya no en las 4 paredes adornadas con horarios de clase y carteleras de cumpleaños sino en un espacio de dos dimensiones, muchas veces lleno de cuadraditos negros que de vez en cuando emiten una risa, un comentario iluminador, un “hola” y “chao” que le dan sentido a nuestro día. Otros intercambiamos mensajes de WhatsApp, cuando no tenemos la oportunidad sincrónica, que nos dejan saber que al otro lado de esa comunicación entrecortada está una de las personas por quienes decidimos educar y construir país. Aún quienes no estamos en salones de clase recordamos esos momentos en los que supimos que educar es el camino gracias a un estudiante que dejó una marca indeleble de esperanza en nuestro corazón.
Educar en tiempos de incertidumbre y de violencia no es fácil. Mantenernos fuertes con el miedo en nuestro vientre, cuesta. Pero todas y todos en este movimiento hemos tenido el privilegio de haber mirado la esperanza a los ojos, de haberla escuchado y palpado en las voces, palabras y sueños de nuestros estudiantes. Es por esto que hoy les queremos hacer dos invitaciones. La primera es que sepan que somos movimiento. Así cada vez que pensemos ¿qué puedo hacer yo?, nos invito a preguntarnos ¿qué podemos hacer nosotros?
Por otro lado, los invitamos a ser líderes con L de luz: practiquen la empatía, el amor y la solidaridad en sus entornos más cercanos y recuerden, como dijo Viktor Frankl, que la última de las libertades humanas es escoger quiénes queremos ser en las circunstancias que enfrentamos. De eso nunca podrán despojarnos.
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