Tercer Encuentro Nacional Alumni 2019
Conexión y construcción de redes de apoyo
Tercer Encuentro Nacional Alumni
Hace algunos años emprendí una aventura de la mano de Enseña por Colombia, una organización que me ha permitido comprender la importancia de articular esfuerzos en pro de la educación, como una forma de construir sociedad y país. Mis dos años como Eco (profesor) en el aula de clase, estuvieron cargados de aciertos y errores, exploraciones e indagaciones, dudas y construcción de certezas, pero sobre todo de aprendizajes.
Por lo general esta experiencia se vive en compañía de personas que te permiten descubrir, en los demás y en ti mismo, capacidades que ni siquiera sabías que estaban en el inventario. Esa conexión con otros, nos mantiene, nos alimenta y aviva la pasión de estar en un salón de clase sin importar los retos que se presentan a diario.
Es por esto que cuando mi etapa como Eco terminó, decidí quedarme en la región que me acogió durante dos años, y que me permitió reafirmar la vocación que le había profesado a la docencia años atrás mientras me formaba en la universidad; esa decisión vino acompañada de muchas situaciones que me llenaron de alegría, pero también de nostalgia.
Despedir a mis compañeros de aula, se convirtió en algo común, muchos regresaron a su tierra o siguieron explorando, desde otros lugares, compartiendo lo aprendido en esta experiencia y luchando por el ideal que nos une: una educación de calidad para todos los niños y niñas de nuestro país y por qué no, del mundo. Despedirme de quienes iniciaron conmigo este proceso en Urabá, me ha hecho valorar, en mayor medida, las conexiones que aún se mantienen vigentes y me han llevado a apreciar los detalles.
En junio tuve la oportunidad de asistir al Encuentro Nacional Alumni, que se realizó en Bogotá. Fue un viaje cargado de emociones, porque era la primera vez, en mucho tiempo, que viajaba solo, esto me llenaba de expectativa, nervios y un poco de ansiedad. Pero para mi sorpresa, en el aeropuerto me encontré un par de Alumni, que aún están en región y que también viajaban al evento. Su compañía me dio tranquilidad.
En ese momento empecé a entender el gran aprendizaje de este evento; conexión y construcción de redes de apoyo, no solo en lo académico y profesional, también en lo personal.
Al llegar a Bogotá una Alumni, con quien había compartido en uno de los colegios por los que pasé, me abrió las puertas de su casa; mostrándome, una vez más, que una de las ganancias más importantes en esta experiencia es la conexión con los otros, con personas que a pesar de ser muy diferentes – ella es de Santander y yo del Valle – comparten un ideal.
Durante el evento, me di cuenta de lo mucho que ha crecido el movimiento desde que yo pasé a ser parte del grupo Alumni, pero sobre todo, de las cosas increíbles que ha logrado cada uno de ellos. Reencontrarme con mis compañeros y amigos, me recargó de energía y me permitió ver la importancia de estos espacios para entender que, como Alumni tenemos el deber de apoyar y construir entre todos.
Fue revelador ver a tantas personas que día a día apuestan a que la visión: «Un día todos los niños y jóvenes en Colombia tendrán la oportunidad de recibir una educación de calidad que les permita desarrollar al máximo su potencial» sea cada vez más real. Al mismo tiempo, me surgió un interrogante ¿qué pasaría si esas acciones estuvieran más articuladas, visibilizadas y acompañadas por más Alumni?, la respuesta probablemente sería que lograríamos un cambio con mayor sentido de urgencia e impacto.
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