Transformación educativa desde Enseña por Colombia
En el municipio de Dibulla, en el departamento de La Guajira, se encuentra el colegio Nuestra Señora del Pilar. Es el único colegio público del municipio y alberga a casi 1000 estudiantes y un poco más de 50 docentes que, enseñan sin mayores recursos tecnológicos y en salones donde rara vez corre aire fresco. El laboratorio está clausurado desde antes de la pandemia, los buses que transportan a los y las estudiantes de las veredas son irregulares y el Programa de Alimentación (PAE) ha dejado de funcionar por días.
Con todo, los estudiantes del Pilar son curiosos, alegres y tienen sueños gigantes para su futuro, sueños que la mayoría de ellos cree pueden ser alcanzados a través de la educación. En enero del 2022 llegué al Pilar como profesora de inglés. Nunca había escuchado de Dibulla. Había vivido toda mi vida en Bogotá, rodeada de privilegios, entre los que está haber tenido una excelente educación. Llegué al Pilar abierta a escuchar y aprender de esta comunidad que me acogió con el mayor cariño. Con el paso del tiempo, mi rol se amplió y empecé a apoyar el área de ética para ejecutar un programa de Orientación Socio Ocupacional. Desde ese momento, comencé a trabajar con un grupo de 4 estudiantes
interesados en lograr un cambio en el colegio.
Un año después, en enero de este año, logramos ejecutar un proyecto derivado del programa de liderazgo estudiantil “Armadillos Amarillos”, de Enseña por Colombia. Juntamos apoyos con otros actores y logramos intervenir 10 salones, que quedaron funcionando con buena energía y ventilación. Empezamos a trabajar en prácticas para que todos, como comunidad estudiantil, valoraramos los espacios desde el cuidado y también desde una mirada crítica para saber qué no tenemos, por qué no lo tenemos y qué podemos hacer para tenerlo. Desde este propósito, seguimos trabajando colectivamente a través de un semillero de Liderazgo donde participan 20 estudiantes, que hacen “eco” a toda su comunidad y la invitan a participar del cambio.
En medio de este movimiento, me he dado cuenta que nos hemos enseñado mutuamente y de manera constante. He aprendido que el cambio es posible a través de la educación, en la medida en que esta empodere y lleve a un trabajo colectivo, que escuche, involucre y dé importancia a todas las partes. Esto se puede hacer sólo si nos damos la oportunidad de conocer al otro antes que llegar a imponer. Por esta razón, considero que es valioso estar en el territorio por 2 años para (1) entender y conocer el contexto, (2) proponer en conjunto con la comunidad y (3) seguir trabajando, sea desde el aula de clases u otro lugar, para cerrar las brechas en Colombia, a partir de un conocimiento más aterrizado y menos ajeno a
las realidades del país.
-Manuela Parra Echeverri, Eco de segundo año en Dibulla, La Guajira
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