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Génesis de un sueño

Leidy Cardona ha sido multiplicadora de Enseña por Colombia desde los primeros días de marzo. En abril tomó un bus y visitó el Urabá antioqueño y conoció a varios ECOS. El último día de la convocatoria de selección se postuló y en los primeros días de octubre tiene la entrevista para finalmente ser parte del gran sueño de enseñar por su región.

Ocho municipios intermedios, diez horas de viaje,  304 kilómetros de distancia, tres retenes preventivos por parte del ejército nacional, un sueño: Así empezó la travesía hacia lo que se convertiría  indudablemente en mi proyecto de vida.

Enseña por Colombia empezó a definirme cuando en medio de una estación del metro y un café a las 8:00 am de un martes cualquiera, entendí que en mi vida hacía falta un sueño que superara con creces cualquiera de mis expectativas. Empecé a imaginar como podría ser y solo se me venía a la cabeza estar muy lejos, tal vez a más de 304 kilómetros, en un espacio retador, que sacara a flote todas mis habilidades, pero sobre todo mis debilidades antes de convertirlas en dogma. Esa noche, navegando por la web, luego de divagar todo el día, me encontré, casi milagrosamente con una página que me hacía en colores llamativos esta pregunta “¿Y si eres tú el maestro que puede impactar la vida de…?, Cree, Lidera, Transforma”. No lo dudé, esa pregunta propositivas era las que estaba necesitando, me cuestionó tanto que me involucré, de cuerpo y corazón a partir de ese momento con el programa. Empecé a conocer a Enseña por Colombia desde sus fundamentos teóricos, me dejé atrapar por su visión, por su misión, por sus objetivos, por sus deseos no tan alejados de los míos. “Un día todos los niños…” me abrió una puerta que nunca pude cerrar, que me invitó a entrar y a caminar, que me invitó a escribir un cuento donde todos los niños tuvieran la oportunidad de recibir una educación de calidad.

Tal vez en ese momento no alcancé a dimensionar el alcance y la fuerza de este deseo, pero me arriesgué y fuera de tiempo me postulé a una convocatoria para ser Multiplicadora del programa en Antioquia, pensando sin embargo en algo más que tendría que venir después. Me envolvió el discurso de todos los seres que posteriormente, cuando fui aceptada, conocí. Era un sueño materializado que estaba aún pariéndose, que aún estaba llorando por primera vez para demostrar que estaba vivo, sin embargo nunca había visto movimiento igual. Nunca me imaginé encontrar seres con tanta pasión, con tanto amor, con tanta convicción. Ya me había acostumbrado a los pesimistas que pensaban que la educación no era la solución, que la educación solo era una extremidad de un gobierno moribundo, cada vez más entregado a otras dinámicas mundiales que no lo definían, pero que lo asistían; ya me había acostumbrado al poco valor académico, social, político que tenía la imagen de profesor en una sociedad cada vez más relativizada por la información circulante. Supe desde el primer contacto virtual con uno de sus abanderados que ese era el lugar donde yo debía estar.

Empecé a trabajar convencida de que sería un buen apoyo en el proceso de difusión en Antioquia, que de alguna manera podía contribuir en el proceso enamorando igual como yo lo estaba a los mejores egresados y estudiantes de último semestre, sobretodo de mi Universidad, la Universidad de Antioquia,  a la que tantas veces en sus apuestas y proyecciones le había escuchado su compromiso con la construcción de una sociedad donde entraran “muchos mundos” y donde el pilar fundamental radicara en la educación de calidad. Sin embargo, pese a toda esta magia, a esa conexión tan fuerte con los seres que hasta ahora había conocido, sentía una inquietud, una necesidad que iba más allá de lo conceptual y lo emocional.

Me cuestionó mucho entonces, como realmente se vivía todo lo que se propone en el programa desde sus fundamentos teóricos, en contextos reales, con niños reales, con profesores reales. Fue con esa base,  que dos meses después de ingresar al programa como Multiplicadora, decidí viajar a Urabá, la región del departamento de Antioquia donde el programa tiene intervención.

Fue una experiencia transformadora para mí conocer las aulas de Enseña en el Urabá Antioqueño. Había viajado con la  idea de que yo debía Creer, Liderar y Transformar y resultó ser un hecho que primero, antes de mi posible intervención, me tocó y me movió, tumbando muchos paradigmas que resultan ser limitantes cuando se intenta iniciar cualquier proceso de formación.

Fueron tres días intensos, conmovedores, todo lo que estaba viviendo era algo nuevo para mí. Cada cosa que pasaba la sentía con mucha fuerza, tal vez porque no pensé que fuera cierto, tal vez porque no quería pensar que fuera cierto, tal vez porque sin estar en Urabá también me enteraba de cosas que no estaban bien con mis chicos, de un colegio un poco más cercano a la centralidad, no sólo geográfica sino políticamente y los había desconocido, los había invisibilizado, los había omitido.

Pasé por varias aulas esos días y me encontré con seres que unos meses atrás habían tomado la decisión de salir de su zona de confort y poner su conocimiento a disposición de otros seres un poco menos afortunados que habían crecido atravesados por el desconocimiento de otros mundos posibles y a los cuales les habían cortado la lengua para gritar “oportunidad”.

En ese momento entendí algo que era aún muy metafísico para mí: La solución a muchos problemas que tienen ahora varias esferas sociales sí está en las aulas y sí está mediada por maestros que creen en la esperanza. El entendimiento me llego por varias vías que se resumían en un solo hecho: Ver a los ECOS en acción:

Laura Cruz, me mostró que investigar y plantear posteriormente proyectos no es una tarea que no le compete al maestro, por el contrario, esta actividad complementa su práctica y le permite salir de las barreras del aula para mostrar un mundo que está afuera. Victoria Alean, con sus clase dinámica y llena de incentivos me mostró como la motivación repercute en las respuesta positiva que dan los chicos en cada actividad. Karen García, de manera increíble, me enseñó que en el aula no solo tenemos retos académicos, sino sobre todo retos políticos y que ese es un discurso que debe  atravesar toda nuestra práctica si queremos que realmente la educación libere. Darlin Ibargüen, fue para mí un ejemplo de  tranquilidad, de autocontrol y sobre todo de respeto por el otro. Aura Jaramillo, con su metodología que apersona a cada integrante de la clase de todas las actividades, me mostró lo importante que es fomentar la autoconfianza, el autoconocimiento y la auto aceptación, pues sólo así, el sujeto se reconoce como parte fundamental de su contexto y empieza a hacer propuestas transformadoras. Fredy Zuluaga, con su apuesta de cultura ciudadana a partir de procesos de empoderamiento, logró mostrarme lo importante de ir más allá del asistencialismo. Francy Rodriguez, me mostró que importante es tener pasión por lo que hacemos y sobre todo amar y reconocer como seres humanos a cada una de las individualidades que tenemos en el aula. Y María Andrea Prieto, Juan Fernando Guzmán y Alejandro Ariza, me hicieron sentir como en casa, entendiendo así que Enseña por Colombia, más allá de un grupo selecto de profesionales, es una familia. A los demás ECOS no los pude conocer por cuestiones de tiempo y espacio, pero ya me habían enseñado algo incluso antes de llegar a Urabá: La historia es un tiempo de posibilidades y no de determinismos.

En este sentido, y teniendo en cuenta todo lo que ya les conté al inició de esta pequeña historia de vida, soy una colcha de retazos, hilada por mágicos seres que sin saberlo se han convertido en héroes de muchas vidas, incluso de la mía.

Escuchando a Linda Vargas en una de las sesiones de formación para Multiplicadores, ella decía que pertenecer a  Enseña como voluntario era el primer paso para pertenecer a algo más grande aún. Y ahora que yo me encuentro en este punto, tengo que decir que apoyo esa noción. Ser multiplicadora de Enseña, conocer a los ECOS y a sus estudiantes, estar en armonía con sus objetivos y sus visiones, fue el mayor y el mejor impulso que tuve para tomar la decisión de mi vida: Postularme como profesional apasionada por la educación que quiere convertirse en ECO los pròximos dos años y abanderada de la educación equitativa y de calidad toda la vida…

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